Cada año a principio de curso les pregunto a algunos de mis alumnos de secundaria que si saben el objetivo por el que acuden al instituto, que es lo que tienen que hacer. El motivo es sencillo, muchos de ellos tienen la idea de que el objetivo de la educación es superar exámenes, algo que ya traen aprendido desde primaria.
Por suerte también hay alumnos a quien alguien les explico que están en el colegio para aprender. Algunos de ellos, incluso son capaces de percibir que las pruebas escritas son sólo una forma que tenemos los profesores de enterarnos si hay aprendido o no. A estos alumnos les felicito por su respuesta, y a los demás les explico que lo que vamos a hacer juntos durante el curso es aprender. Que se tienen que concentrar en aprender, en enterarse de que es lo que estudiamos o hacemos en clase. Luego si tienen una nota alta, pues también está bien, pero no es lo esencial.
Creo que este es un mensaje que debería llegar a todos los alumnos durante los primeros cursos del instituto, en 1o y 2o de ESO, ya que es durante estos cursos en los que los alumnos establecen un vínculo emocional con los estudios, que hará que más adelante sigan sus estudios o los abandonen.
Hace unos años estuve dando clases de Biología a un grupo de 2º de Bachillerato, que se estaba preparando para enfrentarse a la prueba de selectividad, y me encontré con una desagradable sorpresa. Habían llegado a 2º de Bachillerato pero la mayor parte del grupo no recordaban casi nada de lo que habían estudiado durante los cuatro años de ESO. La cuestión era muy sencilla, se dedicaban a estudiar para los exámenes y después de la prueba escrita olvidaban casi todo. Tras 10 minutos de explicarles, que lo que habían hecho era tirar el tiempo, una alumna me respondió: "Es que nadie nos había dicho esto antes".
Tener claro que el objetivo de las clases es el aprendizaje es muy importante, y es un trabajo de consciencia que hay que hacer cada año para que vaya calando en todos los que participamos de la educación: profesores, instituciones, alumnos y padres. Porque por lo que veo en el día a día, hay cierta obsesión en el tema de los exámenes y las notas, hasta el punto de que puede ser que se olvide cual es el objetivo de la educación.
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